Solvente, con 120 Hz y cámara con OIS

El Samsung Galaxy A23 5G es un terminal de construcción sencilla. Está hecho de plástico y disponible en color negro,azul y blanco. La trasera es bastante sencilla, sin florituras más allá del módulo con las cuatro cámaras de las que hablaremos luego. Destacan el lector de huellas lateral, los altavoces compatibles con Dolby Atmos y el jack de auriculares, un elemento en peligro de extinción.

Para la pantalla, Samsung ha apostado por un panel TFT/LCD de 6,6 pulgadas con resolución FullHD y 120 Hz de tasa de refresco. Nada mal para este rango de precio. Lo que es llamativo es el notch en forma de V que esconde la cámara interna, una implementación que vimos mucho hace algunos años y que ido perdiendo protagonismo con la llegada de las pantallas perforadas. Curioso, desde luego.

En el motor, la compañía coreana ha montado un Snapdragon 695 5G, un chip que se ve mucho en la gama media, y que ofrece un rendimiento correcto, aunque desgraciadamente no es compatible con la grabación en 4K. Le acompañan 4 GB de memoria RAM y 64 o 128 GB de almacenamiento interno ampliable, en ambos casos, hasta 1 TB con tarjetas microSD.

Por otro lado, el terminal incorpora 5.000 generosos mAh con carga rápida de 25W. El sistema operativo es Android con OneUI 4.1, nada fuera de lo normal. Es, como podemos comprobar, un dispositivo sencillote, suficiente y, al menos sobre el papel, capaz de cumplir en el día a día con un uso poco intensivo.

Un punto que es interesante es la cámara, y es que a pesar de ser gama media, el Galaxy A23 5G tiene un sensor de 50 megapíxeles con OIS (estabilización óptica de imagen). Eso debería marcar cierta diferencia grabando vídeos. El resto del conjunto se completa con un gran angular de cinco megapíxeles, un sensor de profundidad y un macro, ambos de dos megapíxeles. La cámara interna queda en manos de un sensor de ocho megapíxeles.